lunes, 19 de enero de 2009

VIOLENCIA Y MALTRATO HACIA LOS HIJOS


A los adultos corresponde la educación de los menores; hay quienes marcan límites y quienes maltratan. Aunque en algunos casos los padres deben reprender a sus hijos, es necesario entender que ese correctivo, por severo que sea, no puede nunca ser lo mismo que el abuso, que el hacer daño o maltratar por gusto. Un padre o una madre jamás deben desquitarse con su hijo o su hija, ni desahogarse con ellos de sus frustraciones. Existe una gran diferencia entre marcar límites y maltratar, así como entre ser una autoridad y ser autoritario, lo cual no siempre distinguimos.
Cuando los adultos marcan límites, se responsabilizan del bienestar de los menores y los educan con paciencia y amor, entonces se comportan como corresponde a su autoridad. Sabemos que en la educación de los niños es muy difícil enseñarles que hay límites, por ejemplo, entre lo que pueden o no hacer o decir, cuándo participar, dónde y cuándo jugar, cómo tratar a los demás y cómo exigir ser tratados. Para las niñas y los niños comprender estos límites no es fácil y es frecuente que los adultos pierdan el control y los maltraten.

Amigos padres de familia: Si aprendemos a reconocer las distintas situaciones que pueden llevarnos a ser violentos, tendremos la posibilidad de evitar el deterioro de la calidad de vida individual y familiar que nos puede llevar a problemas extremos. Todos podemos ser propensos a dar una respuesta violenta a los problemas que enfrentamos, y de nosotros depende evitarlo.
La violencia más frecuente es la de los hombres hacia las mujeres y de los adultos a los menores. Es frecuente encontrar en el trato entre los niños expresiones de agresión que pueden llegar hasta la crueldad sin que el niño se dé cuenta de ello. Un deber muy importante de los padres consiste en hacer entender a sus hijos por qué estas conductas son inaceptables. El grado de violencia depende de qué tan intolerantes sean las personas y la comunidad en la que se desenvuelven.
Muchas mujeres no sólo sufren del trato violento del esposo, sino que también son maltratadas por la suegra, las cuñadas y hasta por los propios padres o por sus hijos e hijas.
¡EL AMOR Y LOS CUIDADOS HACIA LOS NIÑOS ANTE TODO!
¡EL RESPETO POR LA PAREJA Y POR LOS HIJOS ALEJA LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR!
¡EDUCA CON AMOR, NO CON EJEMPLOS VIOLENTOS!

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